La
siguiente narración es una dramática descripción de la realidad que
viven muchas personas que administran refugios o rescatan perros
abandonados. Este texto fue escrito por Joan Fremo, la ya fallecida
fundadora de "Pyrangels", una red de acogida de perros abandonados o
maltratados en España. Su obra fue una gran ayuda y fuente de
inspiración para muchos en su país. Para nosotros, quienes nos
dedicamos a ayudar animales abandonados, es un claro reflejo de nuestra
propia realidad.
¡Quiero dejarlo todo! Estoy
mal de salud; hay días en que me siento tan mal que casi no me puedo
mover. Mis cuentas de teléfono son astronómicas, ya me podría haber
comprado una furgoneta nueva con el dinero que he gastado estos últimos
tres años en animales que no eran míos.
¡Quiero dejarlo todo! Me
paso horas y horas mandando mensajes de correo electrónico sobre
perros. Si hay 500 mensajes cuando empiezo a trabajar, a la cuatro de
la mañana, cuando apago el ordenador, todavía quedan otros 500 mensajes
por leer.
¡Quiero dejarlo todo! Dios Mío, no
tengo ni tiempo para mandar e-mails a mis amigos. Ya no me acuerdo del
último libro que leí, y ya no me interesa mi abonamiento al periódico
local; antes me divertía leerlo de la primera pagina a la última, pero
ahora casi siempre termina en el fondo de la jaula de la ardilla, sin
leer.
¡Quiero dejarlo todo! Me he pasado días
mandando e-mails a medio mundo intentando encontrar una casa adoptiva
para los perros; ayuda para un perro que se esta debilitando en un
refugio, pero sus días están contados, y el refugio ha tenido que
sacrificarlo para hacerle sitio a la siguiente alma en pena.
¡Quiero dejarlo todo!
Os lo aseguro que cuando me alejo de mi ordenador para estirar las
piernas y sacar los perros afuera, es solamente para volver y
encontrarme otro perro que necesita ayuda desesperadamente. Hay veces
en que me horroriza mirar mi correo electrónico ¿Cómo voy a encontrar
los fondos y la ayuda para volver a salvar a otro perro?
¡Quiero dejarlo todo! Salvo
un perro y dos más lo reemplazan. Primero que si un dueño ya no quiere
a su perro porque no quiere quedarse en su patio sin vallas. Un macho
ileso merodea. Una perra que se quedo embarazada de un perro callejero.
Un cachorro de tres meses que mato unos pollitos. Esta persona que se
muda de casa y necesita dejarnos a su perro. Os pregunto amigos míos:
¿qué pequeña o gran ciudad, qué estado no permite tener un animal
domestico?
¡Quiero dejarlo todo! Acabo de
recibir otra fotografía, otra alma en pena con ojos atormentados que se
asoman desde un cuerpo mal nutrido. Oigo gemidos en mis sueños, sufro
pesadillas durante días.
¡Quiero dejarlo todo! Muchos
de los criadores de perros no parecen querer oír hablar de nuestros
perros. Los criadores no se dan cuenta, o simplemente no les importa,
cuántos de sus perros de raza se mueren en nuestros refugios.
¡Quiero dejarlo todo! Acabo
de colgar el teléfono, "¿Es usted Pyrangels? Queremos adoptar un macho
para aparearlo con nuestra perra". ¡Pero cuántas veces tengo que
explicarlo! He intentado hablar de genética, sobre salud y pedigríes.
Explico que el refugio ¡CASTRA a sus animales! Generalmente acabo
llorando, informándoles de la cantidad de animales que mueren en
refugios a lo largo y ancho de nuestra nación, cuando describo la
SITUACION EN LA QUE MUCHOS DE ESTOS ANIMALES SON ENCONTRADOS. Me
pregunto si realmente me escuchan.
¡Quiero dejarlo todo! No
es que no tenga ya suficientes perros recogidos en mi refugio de los
que preocuparme. Hay otras personas que han colocado perros sin tener
cuidado y no se encuentran presentes para aconsejar a sus nuevos
dueños.
¡Quiero dejarlo todo! Hay algunos
refugios que parecen hacer gala por su falta de escrúpulos:
acaparadores, individuos que se dedican a estafar usando la ayuda a los
perros como pretexto para sacarse unas ganancias. Los que pretenden
acomodar a todos los perros encontrados sin diferenciar en base al
temperamento y las circunstancias particulares de cada animal, poniendo
en peligro de esa manera a sus colegas de otros refugios, así como a
los nuevos dueños de dichos perros por no haber sido honestos.
¡Quiero dejar esto! He creído en gente que no era la justa, puse mi fe en ellas y me han destrozado el corazón.
¡Quiero dejarlo todo! PERO
ENTONCES… Mi perro Magnus apoya su cabeza en mi regazo, él me
conforta con su gentil presencia. La idea de sus primos sufriendo me
acongoja.
¡Quiero dejar esto! PERO
ENTONCES… Uno de esos 500 e-mails es de una persona que ha acogido un
perro. Me agradecen el haberle proporcionado el perro más maravilloso
del mundo, no se pueden imaginar la vida sin su amigo. Sus vidas han
cambiado y me están muy agradecidos por ello.
¡Quiero dejarlo todo! PERO
DE REPENTE… Uno de mis perros ha visitado una casa de reposo, una
residencia. Un paciente que se ha pasado los últimos años sin ser capaz
de comunicar, de conectar, alza la mano para acariciar la enorme
cabezota en su regazo, hablando sin dificultad sus primeras palabras en
años a esa amable criatura peluda.
¡Quiero dejarlo todo! PERO
DE REPENTE… Jamie dio sus primeros pasitos agarrado a nuestro perro.
“Joan, deberías de ver este perro cuidando de ese gato herido”. “Estuve
tan enferma… OH, Joan, y el perro sin apartarse de mí por un
momento”.
¡Quiero dejarlo todo! Recibo un
mensaje electrónico de un colega: “No sé nada de ti desde hace tiempo.
¿Estás bién? Ya sabes que me preocupo por ti”.
¡Quiero dejarlo todo! Y
ENTONCES… Una docena de ayudantes se unen a nosotros para echarnos
una mano, transportar, tirar de algo, dar ánimos. Tengo amigos a los
cuales no he visto nunca, pero compartimos lagrimas, alegrías y todo lo
que hay por el medio. No estoy sola. Estoy bendecida por mi familia del
alma, mis amigos colegas rescatadores de perros.
Solo hace
unos días un amigo compartió su ingenio y saber conmigo, su e-mail a
últimas horas de la noche me levanto los ánimos. A veces son amigos que
solo tienen tiempo para mandarte una sonrisa. A menudo son mis amigos
que me mandan noticias de más perros necesitados.
Hay
rescatadores de perros que si ven un transporte inestable hacen de todo
para remediarlo. Rescatadores que se quedan a pasar la noche o
cuidarían tu perro mientras tu buscas un medio de transporte. Hay
Rescatadores que no están acostumbrados o no se sienten cómodos con las
razas de tus perros, pero dejan de lado sus miedos para ayudarte.
Hay
Rescatadores cuyas palabras alegran nuestros corazones. Casas adoptivas
que aman al perro que tú has rescatado y le hacen recobrar de nuevo su
cuerpo y espíritu. Casas que acogen a perros y tratan de acomodar a tu
protegido, aunque no sea de su raza preferida.
Rescatadores a
los que contactamos para pedir ayuda de muchas maneras, que nos
contestan, oyen nuestras suplicas. Rescatadores que se convierten en
familia, nuestra fuerza, nuestros camaradas en la batalla. Yo sé que no
puedo salvar a cada perro necesitado. Yo sé que mis esfuerzos son como
una gota de agua en un océano. Yo sé que si acojo a un perro más, los
que tengo sufrirán.
¡Quiero dejarlo todo! Pero
no pienso darme por vencida. Cuando esté desesperada acariciaré la
cabeza de mi perro Magnus mientras leo los mensajes electrónicos de mis
colegas Rescatadores. Lloraré con ellos, me reiré con ellos y así me
ayudaran a encontrar la fuerza para salir adelante.
¡Quiero dejarlo todo! Pero
no hoy. Hay otro mensaje electrónico, otro perro que necesita un
Refugio. Estas palabras están dedicadas, con amor y agradecimiento, a
todos mis colegas Rescatadores.
Joan Fremo 19/02/03.
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