Los holandeses reducen el consumo de carne y la alternativa vegetariana crece con fuerza en los Países Bajos. Pollo, tocino o salchichas a base de semillas de altramuces ganan terreno mediante una red de carnicerías vegetarianas que se expande con rapidez. Su secreto está en un aspecto, sabor y textura muy similares a los de la carne animal.
Además, el 87% de los ciudadanos de Holanda ha dejado de consumir carne diariamente y dos terceras partes de la población la consideran un producto de lujo más que una necesidad. Todo ello ha impulsado el crecimiento de De Vegetarische Slager (La Carnicería Vegetariana), que en menos de un año después de haber abierto su primer establecimiento ya dispone de treinta.
Uno de sus socios fundadores es el granjero ecológico Jaap Korteweg que calcula que el ochenta por ciento de sus clientes son veganos o vegetarianos, si bien la empresa aspira a atraer a más gente que busca reducir o a eliminar completamente de su dieta el consumo de carne. Para ello, su objetivo es ofrecer alternativas de alta calidad con sabor y textura superior. “La crueldad animal es un determinante, pero también la creciente preocupación por la sostenibilidad. Al fin y al cabo la producción de carne es muy ineficiente”, asegura Niko Koffeman, el otro propietario de la Carnicería Vegetariana.
Antes de la entrada de la soja, el lupino o altramuz servía de alimento animal y en el antiguo Egipto y en Roma fue un alimento popular. El proceso de transformación de la semilla en proteína para consumo humano tuvo lugar en Wageningen, en el centro de Holanda. Con esta materia prima, La Carnicería Vegetariana persigue recuperar los platos ricos en proteína mediante su propia gama de productos sustitutos de la carne. Una alternativa que también pretende reducir el rampante impacto medioambiental que ocasiona la producción de soja en Sudamérica.
El kilogramo de pollo vegetariano cuesta 15€ por lo que todavía queda camino para la completa popularización de la falsa carne. Como sea, la demanda aumenta a tal ritmo que a De Vegetarische Slager ya le ha salido competidor en La Haya. Es obvio que el lupino ha dejado de ser únicamente una planta ornamental en los jardines de Holanda.