El cerdo indultado criado en Dumbría es veloz, limpio y pesa unos 300 kilos
Hace unos meses, los primeros propietarios del cerdo Quinín fueron a visitarlo a la finca de Carral en la que pasa sus días en libertad controlada. Antonio Caramés, de Dumbría, que fue quien lo compró a mediados del 2007 en la feria de Senande-Muxía, viajó acompañado de su señora y de la perra Tila (nombre ganado por su nerviosismo). No lo veían desde el 2008, así que pensaban que tal vez ya no los reconocería. «Foi velos e botouse a corre cara eles», explica Pedro Castro, su actual cuidador por encargo del propietario, que pagó los 3.000 euros que costaba y lo libró de una muerte segura, como la de todos los cerdos. Quinín, relata, disfrutó especialmente del encuentro con Tila, con la que le gustaba jugar cuando era muy pequeño y con la que salía a pasear a diario por los caminos de Dumbría, comportándose además con maneras de can en sus gestos y manera de obedecer las órdenes del amo.
Desde noviembre del 2008, Quinín, que se hizo famoso en toda España (probablemente es el gorrino más afortunado del país), vive feliz, tranquilo y solitario en su nueva finca. El cuidador ofrece un caudal de buenas palabras para él. Destaca su inteligencia, pero también sus cualidades físicas: «Corre tanto que flipas», detalla, algo llamativo, a tenor de lo más de 300 kilos -calcula- que pesa el animal. «E ten un oído e un olfato impresionantes». Le gusta lo bueno, por ejemplo, que lo cepillen por todo el cuerpo. «Agora xa non o fago, porque como lle encanta tomar o sol, cando o facía, a pel quedáballe moi vermella, o pelo é o seu protector. Cando acababa de darlle por un lado, erguíase e poñíase do outro». Come de la mano de Pedro, «o mellor posible». Sus necesidades las hace en un lugar aparte, una especie de váter, «gústalle estar limpo». Y es «moi cariñoso».
Pedro asegura, muy convencido, que «aos animais hai que darlles cariño, non paus».
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/carballo/2011/08/24/0003_201108C24C4991.htm
