jueves, 9 de febrero de 2012

Del paraíso al patíbulo equino por culpa de un microchip


Un caballo y tres yeguas mostrencos fueron condenados a muerte en Requián (A Estrada) por culpa del alto coste del sistema de identificación equino.

Los animales vivían en libertad en los montes de la zona hasta que el hambre les dio valor para picotear algo en la aldea. Cuentan los vecinos que desde octubre protagonizaron incursiones nocturnas diarias en los cultivos ajenos. Arrasaron fincas de trigo y maizales, se llevaron por delante cercados de alambre y estacas y no le hicieron ascos ni a las herbeiras recién rociadas de mineral.

Cansados de tanta visita indeseada, el 27 de diciembre los vecinos apresaron las reses y las retuvieron como rehenes en un viejo corral de Casalpaio. Los animales agradecieron el cautiverio. Enseguida se acostumbraron a su ración de hierba asegurada y el corral dejó de ser una celda para convertirse en un resort de cinco estrellas.

No era la primera vez que los vecinos echaban el lazo a las bestas. La parroquia sufre las embestidas de la ganadería extensiva mal entendida desde hace 11 años. Suma ya seis subastas consecutivas de caballos atrevidos sin identificar.

En teoría se espera que el dueño reconozca las reses retenidas, indemnice por los daños y asuma los costes de la manutención durante el apresamiento: 4,81 euros por caballo y día de cautiverio. En la práctica, la aldea entera ha aprendido que tal cosa no va a suceder. Transcurrido el plazo fijado para reclamar los animales -que se ha reducido a 5 días desde la publicación oficial del anuncio- se convoca una puja pública en la que el mejor postor se lleva los animales y paga los gastos derivados del secuestro.

Pero en la de ayer no hubo quien diera un duro por los animales. Ni los 960 euros en los que se valoró el lote ni el coste de la manutención siquiera. Solo un particular se ofreció a llevárselos gratis a una finca de Laracha. Sin embargo, la ley exige identificarlos primero y la implantación del microchip oficial cuesta 40 euros por cabeza. El interesado echó cálculos y decidió que no le compensa.

Al final, se impuso la peor alternativa: enviar a los animales al matadero. Tras mes y medio en un todo incluido, los cuatro caballos acabaron sentenciados a muerte.


http://www.lavozdegalicia.es/noticia/deza/2012/02/09/paraiso-patibulo-equino-culpa-microchip/0003_201202D9C8997.htm

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