viernes, 6 de diciembre de 2013

La trama que dopaba vacas movía 15.000 dosis de hormonas al año

La trama que presuntamente inoculaba una hormona a las vacas para que produjeran más leche, a pesar de que su utilización está prohibida en la UE, movía anualmente un mínimo de 15.000 dosis. Estas, según la investigación llevada acabo por el equipo del Seprona de Lugo, entraban clandestinamente en España, procedentes de México, a través del aeropuerto de Barcelona. Entre los casi cien imputados que conforman la denominada operación Brucela figura el mexicano que realizaba el transporte y tres de sus principales distribuidores en el territorio nacional.
Las investigaciones se iniciaron en Lugo a principios de este año. Fue bautizada con el nombre de Brucela porque inicialmente lo que se buscaba era detectar un presunto fraude relacionado con la brucelosis. Fuentes de la Xunta explicaron ayer que habían recibido información en su momento de que algún ganadero podría estar inoculando esta enfermedad a las reses de mayor edad de su explotación. Los animales que daban positivo a la misma debían ser sacrificados de inmediato y sus propietarios percibían una compensación económica.
Pero las pesquisas de contagios de brucelosis provocados para cobrar subvenciones condujeron a la denominada somatotropina bovina o BST. En el argot ganadero se la conoce como la hormona de la leche. Suministrada a las vacas provocaba que estas produjesen más. En Europa está prohibida porque los organismos sanitarios entienden que provoca daños en los humanos. En América, sin embargo, se usa libremente.
El abogado de uno de los imputados explicó ayer que su cliente le había manifestado que la BST llegaba a Lugo y también a numerosas provincias Españolas procedente de Cataluña, en concreto de una comercial de la provincia de Lérida cuyo responsable se movía como pez en el agua entre los ganaderos para ofrecerles sus productos, entre los que no solo estaba esta hormona, sino otros medicamentos e incluso semen. El cliente de este letrado supo de la existencia de este vendedor porque un día le dieron una tarjeta en la que, al parecer, la empresa en cuestión se anunciaba incluso como laboratorio veterinario.
Pero las ampollas con la somatotropina no le llovían a la empresa veterinaria del cielo. Procedían de México. Allí las adquiría el que está considerado como el cabeza de este entramado, que funcionaba a la perfección, tanto que hay sospechas de que podía llevar ya varios años en marcha.
El mexicano tenía muy buenos contactos en España, y especialmente en el aeropuerto de Barcelona, donde, curiosamente, sus equipajes no eran revisados. El Seprona le venía siguiendo la pista puesto que ya había efectuado detenciones e imputaciones en diversas provincias españolas y el pasado mayo fue descubierto con sus equipajes llenos de ampollas con la hormona. El silencio oficial sobre la investigación impide saber con exactitud qué cantidad de frascos traía, pero algunas fuentes los situaron en unos 4.000.
Para que el mexicano cayera fue vital la detención de dos de sus colaboradores en España. Se trata de un padre y un hijo que, al parecer, conocían bien las zonas ganaderas de la provincia de Lugo porque aquí estaba una buena parte de su negocio. Supuestamente hacían viajes para hablar con unos ganaderos y ofrecerles el producto.

 http://www.lavozdegalicia.es/noticia/galicia/2013/12/05/trama-dopaba-vacas-movia-15000-dosis-hormonas-ano/0003_201312G5P12991.htm

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