Peleas de perros, con apuestas y casi siempre con resultado de muerte. No hablamos de países del tercer mundo. Ocurre en Granada, en el polígono de Almanjáyar y en otros espacios de la ciudad y el área metropolitana. Ejemplares de razas considerados como peligrosos son utilizados por sus dueños para que se maten o destrocen a otros perros en peleas donde otros ciudadanos hacen apuestas y se juegan su dinero. La Policía Local abría ayer una ofensiva contra esta práctica que, al parecer, crece de forma considerable en las zonas marginales de la ciudad. Ayer, durante una operación especial de los agentes locales, capturaron cinco ejemplares de raza 'pitbull'', aparentemente sin dueño y con señales evidentes de haber sido víctimas de esta práctica que, desgraciadamente, la legislación española no considera criminal.
Entre la niebla
Poco después de las ocho y media de la mañana, agentes de la unidad de intervención, apoyados por la unidad canina y el equipo municipal de laceros, de la concejalía de Salud y Consumo, hacían su aparición en las calles del Polígono. Dos 'pitbull' deambulaban junto a un pequeño grupo de personas que, a causa de la densa niebla y el frío, hacían sus fogatas en plena calle. Los laceros, sin problemas, atrajeron a los canes que, gracias a la pericia de los especialistas, se dejaron cazar e introducir en las jaulas del furgón municipal. Su aspecto era de tristeza y haber recibido todo tipo de malos tratos. Aceptaron las suaves indicaciones de los dos laceros, que tras echarles el lazo, les dejaron andar y acostumbrarse a su nueva situación antes de introducirlos, con buenos modales en el furgón. Daba la sensación de que los animales sabían que cualquier nueva situación podría ser mejor que la se han visto obligados a soportar durante parte de su vida.
Entre los vecinos se iniciaba el revuelo e intentos de aproximación a los agentes para evitar la retirada de los perros, pero la presencia de los policías de intervención, que se mantenían a distancia, les disuadía.
Nadie se hacía responsable de los animales. «No sabemos si son de alguien. Esos que están en la caseta sí tienen dueño, pero estos no sabemos», decían algunos de los vecinos, que reconocían que allí, por las noches, las peleas son continuas, «pero entre los perros, la gente no se mete», decían, pero a la vez que reconocían que uno de los perros teóricamente vagabundos, era especialmente peligroso.
Más tarde, en otro punto del barrio, los agentes capturaban a otros tres ejemplares sin oposición por parte de los vecinos que se encontraban, en grupos, junto a ellos. Incluso indicaban que tuviesen cuidado con los perros «porque muerden». Estas personas, que los utilizan para las peleas, se mantenían atrás y no daban la cara por los animales, que según los laceros, son las verdaderas víctimas de esta práctica considerada salvaje, pero que la normativa sólo castiga con multas de poca monta, alrededor de 300 euros.
Denuncias
La operación se produce después de que la Policía Local haya recibido múltiples denuncias de vecinos de la zona por la profusión de las peleas, e incluso la constatación de que muchos de los perros que desaparecen en la ciudad son robados por los responsables de las peleas para que sirvan de entrenamiento a los peligrosos. Esos perros robados suelen acabar destrozados por las fauces de los grandes canes de pelea.
Según el concejal de Seguridad, Eduardo Moral, que asistió a la operación, estos perros son llevados a la perrera municipal, contratada con una empresa de refugio canino, donde estarán unos días a la espera de adopción. Después, si no se les adopta, podrían ser sacrificados, pero afirman que en muchos casos se produce la adopción, ya que se trata de animales especialmente dóciles cuando son bien tratados.