jueves, 4 de octubre de 2012
5 años ya...
Esta preciosidad se llama Boluda, y el 30 de este mes ha cumplido 5 años en adopción. 5 años esperando una casa que no llega.
No es el único caso, su hijo cumplirá pronto el mismo tiempo de espera ya que lo recogí pocos meses después, solo que si Boluda lo tiene difícil, el imposible. Ni es tan "mono" ni es tan "mimoso"
Sus compañeros de andanzas, Tristan y Galahad, tuvieron mas suerte. Los adoptaron la familia perfecta, que aún a día de hoy, años después (aunque me parezca que fue ayer), me siguen enviando fotos y noticias de los dos tunantes. Aún recuerdo el miedo que me dio su marcha, por el largo viaje y por el carácter difícil de Galahad (desconfiado, huidizo, miedoso...). Hoy es un gato relajado y feliz, pues con paciencia y cariño han sabido ganarse su confianza.
¿Por que Boluda y Cuqui no han tenido la misma suerte?
Dar un animal en adopción no es tan fácil. Mucha gente piensa que es encontrar a alguien que lo quiera y ya esta. Los que llevan tiempo en este mundillo sabe bien de lo que hablo.
Un gato con problemas necesita un adoptante especial. No importa si has tenido gatos, si lo vas a querer con locura...lo importante es saber como actuar ante determinados comportamientos, saber actuar ante un animal que tiene miedo del ser humano, y sobre todo recordar que un gato no es un peluche, no es un ser para achuchar. Mucha gente no quiere adoptar gatos que jamas se dejaran abrazar, ni dormirán en su regazo confiados, ni se pasaran el día enseñando la tripita para que se la acaricien. En resumen, mucha gente no saben lo que es un gato.
Boluda es una gata preciosa, conmigo es cariñosa y, aunque a veces se asusta ante un gesto, muy confiada. Me costó un año largo conseguir su confianza. Con los demás sigue siendo una gata escurridiza y miedosa que huye despavorida en cuanto escucha pasos extraños a lo lejos. Añadamos que tiene alergia alimentaria (por lo que debe tomar pienso hipoalergénico el resto de su vida), que le quedaron secuelas de la rinotraqueitis (respiración ruidosa y lagrimeo constante, como a su hijo) y que ya tiene 9 años. La ecuación es perfecta : nadie pregunta por ella.
De vez en cuando alguien preguntaba por la hermosa gatita de pelo largo, pero en cuanto se le informaba de su carácter, su edad y sus problemas de salud, no volvíamos a tener noticias.
Y Cuqui no lo tiene mejor. Desconfiado hasta la médula, si le miras huye, si le intentas tocar huye, si le llamas huye...de vez en cuando le dan ataques de mimitis e implora que lo cepilles, pero como desconfíe, huye. Darle medicinas es una odisea. Y no hablemos ya de su acostumbrado habito de hacer caquitas sacando el culo en pompa fuera del arenero y dejando el regalito a la vista...
Lo pasó muy mal y eso marcó su carácter. Mientras el carácter de su madre lo marcó nacer y vivir en la calle, durante 4 años, recibiendo palos, veneno, escobazos, atropellos, viendo como sus camadas y demás miembros de la colonia caían como moscas (a mis vecinos solo les falta colgarse de los arboles y comer plátanos para subir un escalón evolutivo superior al que ya están...). A Cuqui le marco la enfermedad, los continuos tratamientos, los ingresos, etc que sufrió los primeros 8 años de su vida. Eso le hizo desconfiado (piensa que todo el mundo quiere darle su medicina). Aunque vivir los cuatro primeros meses de su vida en la calle también influye...
Madre e hijo son inseparables, han formado piña. Separarlos para mi es impensable, y eso dificulta mas la adopción. Casi la imposibilita.
Y encontrar un adoptante preparado, como los que adoptaron a tantos otros que pasaron por mi casa, a día de hoy es casi imposible. Aun así no pierdo la esperanza.
El día 10 de este mes Boluda pasará por el veterinario, un oculista, que le mirará las manchas que tiene en el ojo. Ya ha recomendado una ecografía ocular (descartamos totalmente la biopsia, demasiado invasiva y fuera de mis posibilidades). Dicha ecografía se haría en Madrid o en Oporto...por lo que estamos pendientes de que alguien nos pueda llevar (con la gasolina pagada) el día que nos den la cita.
Crucemos los dedos por ella. Crucemos los dedos por que alguien se ofrezca a llevarnos, pero sobre todo, por que lo del ojo no revista gravedad que ya va siendo hora de que Boluda tenga suerte en la vida.
Y crucemos los dedos por que algún día, como ha ocurrido con Galahad, Tristan, Isis, Comanche y Tormenta, encuentren al fin una familia que los quiera y les den la felicidad y seguridad que se merecen.
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