domingo, 20 de mayo de 2012

Matemos a los perros

La ciudad de Vigo es realmente singular. No me refiero a la belleza de su entorno ni a los cansinos tópicos de siempre sobre su carácter como urbe calimera y sufridora a la que siempre ningunean. No. Hablamos ahora de esa parte de la población entre cuyas principales preocupaciones está, al parecer, que haya animales compartiendo su espacio y que estos tengan tanto derecho a la vida como ellos, personas que confunden la ausencia de educación cívica del que tiene un perro y no recoge los excrementos de su mascota, con el supuesto derecho a exigir que ningún can pise el poco verde que es de todos. La convivencia siempre es complicada. Todos tienen que ceder algo. Pero hay quien cree que no, que los demás sí, pero ellos, no. Hay quien opine que si pasa con el carrito del niño te puede atropellar sin pedir disculpas, que si el nene chilla no molesta porque su nene es una ricura, que si el bebé llora en el restaurante todo el mundo tiene que disfrutar del llanto del pequeño ser humano, que si al papi le entran ganas de orinar por la calle se arrima a una pared y aquí paz y después gloria y que si le sube un lapo por la garganta lo escupe sin remisión en la acera mientras la gente pasa como si nada.
Quizás ha llegado el momento de solicitar al Concello que Vigo se declare oficialmente libre de perros, gatos, pájaros, árboles y cualquier elemento que perturbe la bucólica existencia del vigués que lo único que desea son mares de cemento, paisajes de kilómetros de aceras con vistas a los coches contaminando y haciendo ruido, plantitas de plástico y un gran televisor para que todo el verde que puedan contemplar sea el de los campos de fútbol y el de las películas de Pajares y Esteso. Ya que nunca seremos ciudad olímpica, ni ciudad libre de ruidos, ni Patrimonio de la Humanidad, podemos ser la primera del planeta libre de vida animal. Qué triste.
redac.vigo@lavoz.es

 http://www.lavozdegalicia.es/noticia/vigo/2012/05/19/matemos-perros/0003_201205V19C16992.htm

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