Los felinos son esenciales «contra la proliferación de ratas y otras plagas que sí son un riesgo sanitario», según la entidad profesional
E. VÉLEZ
La polémica generada por el decreto municipal sobre gatos callejeros sigue coleando.
A las 7.000 firmas recogidas contra esta normativa, la manifestación en defensa de los animales celebrada hace once días y la misiva de Brigitte Bardot al alcalde exigiendo la protección de los gatos ahora hay que sumar la opinión del Colegio Oficial de Veterinarios de Asturias: «La existencia de colonias de gatos callejeros no genera, por sí misma, insalubridad». Así de rotunda ha sido la reacción de los veterinarios ante el debate. En una carta remitida a la Plataforma ciudadana Pro Animales de Oviedo afirman que el Ayuntamiento debe tener en cuenta el papel que desempeñan las poblaciones de gatos callejeros «contra la proliferación de ratas y otras plagas, que sí son un riesgo sanitario».
Los veterinarios están de acuerdo con la política de control de gatos llevada a cabo por la Fundación Brigitte Bardot en París: atrapar, esterilizar y soltar, conocida también como método «AES». Según el escrito del Colegio Oficial de Veterinarios, «es un error la erradicación física de los animales, salvo que exista un riesgo sanitario para las personas que no admita otro modo de actuación».
La Plataforma Pro Animales de Oviedo considera que «las opiniones en favor del decreto carecen de razones científicas y están basadas únicamente en creencias y suposiciones sin fundamento o hechas desde la mala fe».
De acuerdo a la normativa, aprobada el pasado mes de diciembre, el Ayuntamiento debe trasladar al depósito de animales a los gatos callejeros que generen insalubridad. El entonces concejal de Sanidad, Jaime Reinares, adoptó esta medida tras recibir varias denuncias ciudadanas sobre la presencia de focos felinos en la calle Sabino Álvarez Gendín, el entorno del Colegio María Balbín, avenida de Galicia, la Tenderina, la calle Severo Ochoa, el barrio de Otero y las proximidades del Colegio Veneranda Manzano. Fueron precisamente las quejas de los padres y profesores de este centro educativo sobre la existencia de felinos a escasos metros de sus instalaciones las que generaron mayor polémica entre defensores y detractores de gatos callejeros. Mientras el colegio alertaba de la peligrosidad de que los niños entrasen en contacto con los animales y denunciaba la presencia de excrementos en el patio, la Plataforma Pro Animales aseguraba que los gatos no transmitían enfermedad alguna. Para atajar el problema, el segundo punto del decreto prohibió la alimentación de los gatos en el entorno del Veneranda Manzano y estableció la instalación de una gatera para cazar y llevarse a los animales.
Las protectoras temen por la vida de los gatos callejeros porque consideran que el decreto abre la puerta al sacrificio de los felinos cuando señala que «si en el plazo de ocho días el gato trasladado al depósito no ha sido reclamado, pasará a ser de propiedad municipal».
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