Agentes de Medio Ambiente y miembros de la asociación Amigos dos Cans denuncian la situación.
Agentes de Medio Ambiente y miembros de la asociación Amigos dos Cans, de Carballo, han detectado casos de perros con signos de haber sido usados en peleas clandestinas.
Hace poco más de una semana, la protectora recibió una perra de raza bóxer, recuperada en el Campo da Feira de A Milagrosa, uno de los barrios de la capital de Bergantiños. Aparte de las lesiones sufridas durante su utilización en peleas, tenía marcas de palos a lo largo de todo el lomo y sufría una gran hemorragia, como consecuencia de los desgarros que presentaba en la vagina y el útero. Unas heridas que, con total seguridad, fueron producidas de manera intencionada con alguna clase de objeto contundente.
No es la primera vez que aparecen perros en Carballo de Arriba con signos evidentes de haber sido usado en riñas clandestinas, bien de forma organizada o por pandilleros.
Uno de los ejemplos más sangrantes, tal como recuerdan el responsable de los guardas, Vicente Iglesias, y los miembros de la brigada de Medio Ambiente de Carballo, fue el de un pastor alemán, que sufrió, por dos veces, este trato desaprensivo.
El perro apareció abandonado junto al punto de recogida de animales perdidos, en el polígono de Bértoa. Tenía desgarros de mordiscos repartidos por todo el cuerpo, aunque pudo recuperarse gracias a los cuidados de los operarios y los voluntarios. Sin embargo, solo unas semanas después, el mismo ejemplar formó parte del grupo de canes robados de la instalación para volver de nuevo a las peleas. Cuando lo recuperaron por segunda vez, tenía la mandíbula inmovilizada con cinta americana y llena de gusanos por la falta de ventilación.
Cámaras de videovigilancia
Desde que se instalaron las cámaras de videovigilancia en la perrera municipal de Carballo no se han vuelto a producir robos ni abandonos de esta clase, según informa el responsable de la brigada de Medio Ambiente, Jesús Pereira, que también ha tenido que lidiar con situaciones muy dantescas. «En algúns casos os cans estaban tan mal que tivemos que sacrificalos no momento», recuerda.
Sin embargo, otras prácticas, como arrojar los animales al río atados con piedras al cuello, siguen muy vivas en la comarca. Puentes aislados como el de Cardezo o el de A Cepeira, ambos sobre el río Anllóns, son escenario frecuente de estos abandonos.
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