lunes, 22 de agosto de 2011
El lince ibérico podría no estar amenazado por su genética
El equipo del CSIC, formado por investigadores españoles, ingleses, daneses y suecos, ha extraído el ADN presente en huesos y dientes de 19 fósiles de lince de toda la península.
El lince ibérico podría no estar amenazado por su genética, según ha determinado un estudio con participación de investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Según ha informado el CSIC en un comunicado, los resultados de esta investigación, publicados en el último número de la revista Molecular Ecology, sugieren que la historia del felino ha estado durante mucho tiempo marcada por una población reducida, un hecho que no habría puesto en riesgo su supervivencia.
El trabajo aporta esperanza a los conservacionistas que defienden que la falta de diversidad genética -presente también en otras especies de felinos como los guepardos africanos o los leones del cráter Ngorongoro- llevará a la extinción del lince, debido a la endogamia y su escasa capacidad de adaptación a ecosistemas cambiantes.
El equipo, formado por investigadores españoles, ingleses, daneses y suecos, ha extraído el ADN presente en huesos y dientes de 19 fósiles de lince de toda la península con una antigüedad comprendida entre los 50.000 años y el siglo pasado.
«Los linces siempre han sido muy pocos y su actual uniformidad genética no es un fenómeno que tenga que ver con un declive demográfico reciente», asegura el investigador del CSIC Carles Lalueza-Fox, uno de los autores del trabajo.
Su grupo en el Instituto de Biología Evolutiva, un centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, ha analizado tres fósiles con edades comprendidas entre los 20.000 y los 2.000 años, procedentes de diferentes excavaciones en Barcelona.
Los autores destacan que, a pesar de haber estado distribuido en toda la Península Ibérica en el pasado, su área actual se reduce actualmente a dos pequeñas poblaciones al sur de España que juntas no superan los 279 ejemplares.
Esta caída drástica se relaciona con la reciente destrucción del hábitat, el declive de la liebre europea, su principal fuente de alimento, y la caza excesiva.
Según Cristina Valdiosera, de la Universidad de Copenhague (Dinamarca), «el mensaje que defiende el estudio es claro: la falta de diversidad de las especies amenazadas no debería frenar los esfuerzos en conservación».
«Es un mito que ciertas especies estén condenadas a morir debido a su genética. Si una especie está en peligro, es por la falta de voluntad por conservarla», concluye la investigadora.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/sociedad/2011/08/22/00031314003333804178613.htm
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