Un año de cárcel es la condena máxima a la que se enfrentará el dueño
de la antigua perrera de Vincios, José Carlos Fernández, detenido este
martes por un presunto delito de maltrato animal y otro contra la salud
pública después de que el Servicio de Protección de la Naturaleza
(Seprona) de la Guardia Civil localizase en su propiedad quince perros
enfermos, entre suciedad y en convivencia con los cadáveres de otros
canes.
Así lo establece el Código Penal, que además estipula para
estos casos entre uno y tres años de inhabilitación para el ejercicio de
cualquier actividad relacionada con animales. También la Xunta actuará
si la justicia le declara culpable, en cuyo caso le impondría una
sanción administrativa no superior a los 15.000 euros, informaron ayer
fuentes de la Consellería de Medio Ambiente.
Sin embargo, el
proceso contra Cánidos Val Miñor -nombre de la empresa, que hasta 2012
prestaba servicio a la Mancomunidad del Val Miñor- acaba de iniciarse y
su responsable, en libertad con cargos, todavía está pendiente de pasar a
disposición judicial.
Ayer, Juan Carlos Fernández asistió a una
nueva inspección de las instalaciones por parte del Seprona, que en días
anteriores había hallado en el recinto a una quincena de animales en
condiciones de "desnutrición avanzada" y con "enfermedades contagiosas
varias", así como fosas comunes con restos de canes muertos.
Además
de agentes del Seprona, ayer acudieron a la instalación técnicos de la
Consellería de Medio Ambiente, que solicitaron al centro de acogida de
animales abandonados de Armenteira (CAAN) que se hiciera cargo de los
animales.
Según informó la Diputación de Pontevedra, los
trabajadores del CAAN que acudieron a primera hora de la tarde a recoger
a los perros no constataron lesiones físicas ni desnutrición severa en
los animales, pero sí problemas de piel y parásitos para los que
recibirán tratamiento en los próximos días. También fueron identificados
con microchip.
La actividad desarrollada por Cánidos Val Miñor
desde hace más de una década ya fue denunciada en 2012 por supuestos
sacrificios sin control e irregularidades en el enterramiento de los
animales, por los que deberá aún ser juzgado. Además, por este motivo la
Mancomunidad rescindió su contrato con la empresa, que recogía perros
abandonados en toda la comarca.
El gerente de la empresa se
declaró ayer un "amante de los animales" y, pese a reconocer que los
perros "no estaban en las mejores condiciones", defendió su actividad en
la perrera, para la que ya no estaba autorizado. "Me vi obligado a
seguir porque nadie se hacía cargo de ellos", señaló.
http://www.farodevigo.es/comarcas/2014/05/08/ano-carcel-pena-maxima-aplicable/1019033.html
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