"Lo más importante para mí fue preservar la salud de personas y animales. Hicimos todo lo que pudimos y que se nos acuse ahora de 'asesinos' es muy duro". Así se defendía Daniel Aranaz, gerente del Centro de Protección Animal de Etxauri, de las acusaciones que vertieron varios voluntarios tras la gestión de la evacuación que se llevó a cabo el pasado día 15 a causa de las inundaciones que anegaron las instalaciones.
Aranaz es veterinario y dueño de la clínica San Fermín que está ubicada en Mutilva y dirige desde el 1 de febrero de 2010 la perrera de Etxauri después de que el Servicio Navarro de Salud adjudicara la gestión del centro a esta empresa.
El pasado martes el río Arga que discurre junto a esta perrera se desbordó y anegó las instalaciones provocando la muerte de 3 animales de los 138 que ese día se encontraban en el lugar. Antes, Aranaz había evacuado a los perros que se encontraban en una situación más vulnerable como cachorros, madres y animales enfermos, un total de 23.
La polémica se produce tras las declaraciones de varios voluntarios que, al no mostrarse conformes con el plan de evacuación que planteó Aranaz, decidieron realizar un llamamiento masivo a través de las redes sociales para convocar a ciudadanos que quisieran colaborar en la evacuación de los animales.
Ander Murga es voluntario y miembro de la asociación Las Txikas de Etxauri que trabaja cada día junto a los empleados de la clínica San Fermín en esta perrera. "Sabemos que el día de la inundación, el gerente recibió un mensaje del alguacil de Etxauri donde se le informó de que el río se iba a desbordar, pero a nosotros no nos informó ni tampoco nos respondió cuando le llamamos para preguntar y organizar una posible evacuación", afirma Murga.
Daniel Aranaz confirma haber recibido esta información pero al no tratarse de una previsión oficial no lo comunicó de inmediato: "En el mensaje (recibido a las tres y media de la tarde), el alguacil me comunicaba que si se producía la inundación sería en torno a las diez de la noche y a partir de ahí evacué a los perros más débiles y empecé a hablar con diferentes guarderías para una posible acogida del resto de los animales", relata.
Tras haber trasladado a los 23 animales, Aranaz planeó llevar a los perros más conflictivos hasta el pueblo y dejar a los demás encerrados dentro de la perrera pero libres de los 'boxes'. Fue entonces cuando cerró y abandonó las instalaciones y se encontró con los voluntarios en el trayecto de vuelta.
"BUSQUÉ PRESERVAR LA SEGURIDAD DE PERSONAS Y ANIMALES"
Desde la asociación de voluntarios, se muestran indignados con la decisión que tomó el gerente a la hora de dejar a los animales sueltos por el recinto para que ocuparan las zonas más altas del terreno: "Cuando acudimos a Etxauri a las siete de la tarde para ver cómo estaba la situación, nos cruzamos con Daniel por el camino y tuvimos una discusión sobre su decisión: pretendía dejar a los perros sueltos dentro de la perrera y al día siguiente llevar a los que quedaran vivos a una guardería. Aunque él no quiso dejarnos la llave de la cancela, un empleado trajo una y pudimos entrar y empezar a sacarlos. En nuestra furgoneta sólo cabían unos 20 perros así que tuvimos que elegir al azar a cuáles salvar. Fue durísimo porque trabajamos a diario con ellos y al final, conoces a todos", narra Murga.
La desesperación que provocó la situación propició que la asociación Las Txikas de Etxauri rogara la colaboración ciudadana en las labores de rescate a través de diferentes redes sociales y la respuesta no se hizo esperar: cientos de personas se trasladaron hasta el lugar para rescatar a los 115 perros que residían en la perrera y, muchos de ellos ejercieron de padrinos acogiendo a los canes en sus propios hogares hasta que pudieran regresar a las instalaciones.
Aunque Aranaz quiso agradecer su labor a todos los voluntarios que participaron en la evacuación de los animales, se mostró tajante a la hora de valorar su reacción el pasado martes: "Mi equipo y yo lo hicimos lo mejor que pudimos. Es fácil hablar después de que ha pasado todo, pero yo tuve muy claro que ante las dimensiones de la catástrofe natural no podía arriesgar la salud de las personas por encima de la de los animales".
Aranaz destaca la "increíble" tarea que llevaron a cabo los ciudadanos que acudieron a la llamada pero se reafirma en su decisión: "No hay que olvidar que Etxauri es el último lugar al que vienen los perros que no quiere nadie. No hay otro sitio después. Yo no puedo pedirle a nadie que venga hasta la perrera para sacar a perros de razas potencialmente peligrosas o que pueden reaccionar de forma agresiva en una situación de estrés. No puedo pedirle a nadie que venga conduciendo por un camino sin asfaltar durante un temporal y con malas condiciones. Busqué preservar la seguridad de personas y animales".
Aunque después del episodio se vertieron algunas críticas sobre la ausencia de Aranaz durante la evacuación, el gerente confirma su participación en las labores de rescate: "Estuve y acabé a las doce y media de la noche junto a algunos miembros de salvamento buscando cuerpos entre el agua. Nos temimos encontrar algún cadáver humano porque la situación fue dramática".
Aranaz es veterinario y dueño de la clínica San Fermín que está ubicada en Mutilva y dirige desde el 1 de febrero de 2010 la perrera de Etxauri después de que el Servicio Navarro de Salud adjudicara la gestión del centro a esta empresa.
El pasado martes el río Arga que discurre junto a esta perrera se desbordó y anegó las instalaciones provocando la muerte de 3 animales de los 138 que ese día se encontraban en el lugar. Antes, Aranaz había evacuado a los perros que se encontraban en una situación más vulnerable como cachorros, madres y animales enfermos, un total de 23.
La polémica se produce tras las declaraciones de varios voluntarios que, al no mostrarse conformes con el plan de evacuación que planteó Aranaz, decidieron realizar un llamamiento masivo a través de las redes sociales para convocar a ciudadanos que quisieran colaborar en la evacuación de los animales.
Ander Murga es voluntario y miembro de la asociación Las Txikas de Etxauri que trabaja cada día junto a los empleados de la clínica San Fermín en esta perrera. "Sabemos que el día de la inundación, el gerente recibió un mensaje del alguacil de Etxauri donde se le informó de que el río se iba a desbordar, pero a nosotros no nos informó ni tampoco nos respondió cuando le llamamos para preguntar y organizar una posible evacuación", afirma Murga.
Daniel Aranaz confirma haber recibido esta información pero al no tratarse de una previsión oficial no lo comunicó de inmediato: "En el mensaje (recibido a las tres y media de la tarde), el alguacil me comunicaba que si se producía la inundación sería en torno a las diez de la noche y a partir de ahí evacué a los perros más débiles y empecé a hablar con diferentes guarderías para una posible acogida del resto de los animales", relata.
Tras haber trasladado a los 23 animales, Aranaz planeó llevar a los perros más conflictivos hasta el pueblo y dejar a los demás encerrados dentro de la perrera pero libres de los 'boxes'. Fue entonces cuando cerró y abandonó las instalaciones y se encontró con los voluntarios en el trayecto de vuelta.
"BUSQUÉ PRESERVAR LA SEGURIDAD DE PERSONAS Y ANIMALES"
Desde la asociación de voluntarios, se muestran indignados con la decisión que tomó el gerente a la hora de dejar a los animales sueltos por el recinto para que ocuparan las zonas más altas del terreno: "Cuando acudimos a Etxauri a las siete de la tarde para ver cómo estaba la situación, nos cruzamos con Daniel por el camino y tuvimos una discusión sobre su decisión: pretendía dejar a los perros sueltos dentro de la perrera y al día siguiente llevar a los que quedaran vivos a una guardería. Aunque él no quiso dejarnos la llave de la cancela, un empleado trajo una y pudimos entrar y empezar a sacarlos. En nuestra furgoneta sólo cabían unos 20 perros así que tuvimos que elegir al azar a cuáles salvar. Fue durísimo porque trabajamos a diario con ellos y al final, conoces a todos", narra Murga.
La desesperación que provocó la situación propició que la asociación Las Txikas de Etxauri rogara la colaboración ciudadana en las labores de rescate a través de diferentes redes sociales y la respuesta no se hizo esperar: cientos de personas se trasladaron hasta el lugar para rescatar a los 115 perros que residían en la perrera y, muchos de ellos ejercieron de padrinos acogiendo a los canes en sus propios hogares hasta que pudieran regresar a las instalaciones.
Aunque Aranaz quiso agradecer su labor a todos los voluntarios que participaron en la evacuación de los animales, se mostró tajante a la hora de valorar su reacción el pasado martes: "Mi equipo y yo lo hicimos lo mejor que pudimos. Es fácil hablar después de que ha pasado todo, pero yo tuve muy claro que ante las dimensiones de la catástrofe natural no podía arriesgar la salud de las personas por encima de la de los animales".
Aranaz destaca la "increíble" tarea que llevaron a cabo los ciudadanos que acudieron a la llamada pero se reafirma en su decisión: "No hay que olvidar que Etxauri es el último lugar al que vienen los perros que no quiere nadie. No hay otro sitio después. Yo no puedo pedirle a nadie que venga hasta la perrera para sacar a perros de razas potencialmente peligrosas o que pueden reaccionar de forma agresiva en una situación de estrés. No puedo pedirle a nadie que venga conduciendo por un camino sin asfaltar durante un temporal y con malas condiciones. Busqué preservar la seguridad de personas y animales".
Aunque después del episodio se vertieron algunas críticas sobre la ausencia de Aranaz durante la evacuación, el gerente confirma su participación en las labores de rescate: "Estuve y acabé a las doce y media de la noche junto a algunos miembros de salvamento buscando cuerpos entre el agua. Nos temimos encontrar algún cadáver humano porque la situación fue dramática".
http://www.diariodenavarra.es/noticias/navarra/pamplona_comarca/2013/01/19/el_gerente_perrera_etxauri_quot_hicimos_todo_que_pudimos_quot_104494_1002.html
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