miércoles, 28 de septiembre de 2011

Washoe y la voluntaria. Capacidad de comunicación, de relacionarse con los demás y de empatía.


WashoeCuando la NASA acabó sus trabajos con chimponautas, a principios de los 60, cedió a la chimpancé Washoe a los Gardner, un matrimonio de psicólogos que quería realizar un experimento con chimpancés consistente en introducirla en un ambiente humano en el que solo se hable lenguaje de sordomudos. El experimento fue un éxito ya que gracias a la posibilidad de hablar con un chimpancé se pudieron averiguar muchas cosas que no es el momento de explicar en este momento.

En ese trabajo colaboró un joven becario llamado Roger Fouts.

Cuando Washoe cumplió 6 años se empezó a hacer difícil de manejar en un hogar; así que los Gardner no tuvieron más remedio que entregarla a un centro de cría de chimpancés para suministrar a laboratorios. Roger no quiso dejarla sola y marchó con ella.

La vida que vivieron en aquél centro de Oklahoma fue un infierno que terminó cuando Roger, aprovechando el embarazo de Washoe, consiguió un traslado, para ambos, a la Universidad de Washington donde quería demostrar que los chimpancés tienen cultura y como tal pueden pasarla de padres a hijos. La idea de Roger era dejar a Washoe sola con su cachorro y mientras la vigilaba por un circuito cerrado de televisión y ver si ella le enseñaba lenguaje de signos a su pequeño y que tipo de conversaciones tendrían sin presencia humana. Pero, poco antes de partir, Washoe perdió a su bebé.

Sin embargo la Universidad de Washington interesada en el experimento consiguió un jovencito llamado Loulis y lo ofreció para que Washoe lo adoptara.

El experimento fue un éxito y detalle de él ya contaré en otra ocasión.La cuestión es que Roger Fouts es actualmente co_director del Instituto para la Comunicación entre Chimpancés y Humanos, en la Universidad de Washington describe una interacción entre la chimpancé Washoe y una voluntaria que trabajaba con ella cada día.

Esta voluntaria era la favorita de Washoe; probablemente porque estaba embarazada y Washoe gustaba de preguntar por el futuro bebé de su amiga humana.

Un día la voluntaria dejó de visitar a Washoe y cuando semanas después regresó, Washoe mostró su enfado dándole la espalda y marchándose a la esquina opuesta de la habitación.

La voluntaria la llamó repetidas veces sin conseguir que le hiciera caso.

Al final, la voluntaria le dijo

- Washoe, ¿estas enfadada?. No he podido venir antes... mi bebé murió.

Washoe se giró, la miró y le preguntó (con lenguaje de signos)

-¿Lloras?.

La voluntaria, asintió con la cabeza y Washoe le dijo:

- Por favor, persona, abraza.Se fue hacia ella y se abrazaron.

Dos mujeres de distinta especie se abrazaron y consolaron porque las dos habían pasado por lo mismo y cada una de ellas comprendía el dolor de la otra. Esto se llama empatía, y los chimpancés lo tienen, como los humanos.


Washoe y Booee

BooeeLos Gardner no podían continuar con Washoe; una chimpancé a la que habían criado como a una niña sorda y, como a tal, le habían enseñado el lenguaje de signos para sordomudos americanos (American Sign Language). La trasladaron a un instituto de primates en Oklahoma; pero no fue sola: el joven Roger Fouts, que había colaborado con los Gardner en sus investigaciones, decidió vincular el resto de su vida a aquella chimpancé y no estaba dispuesto a abandonara.

Los diez años que pasaron Roger y Washoe en Oklahoma estuvieron absolutamente perdidos para la ciencia. El director del centro, miembro de la vieja escuela, seguía con sus alambradas electrificadas y sus castigos. Así, el enfrentamiento entre el director y Roger era constante; el primero parecía disfrutar mandando a laboratorios de experimentación, a todos aquellos chimpancés a los que Roger empezaba a enseñar el lenguaje de signos.

Por fin, Roger Futs junto a su esposa Deborah, consiguieron que la Universidad Central del estado de Washington les ayudara a crear su sueño: fundar el Instituto de Comunicación Chimpancé y Humano. Allí consiguieron los espectaculares descubrimiento científicos que les han hecho tan conocidos.

Un día, y mientras realizaban un reportaje para la televisión, entraron en un laboratorio donde experimentaban con animales. De pronto, uno de los chimpancés empezó a gritar y zarandear los barrotes de su jaula, para llamar la atención de Roger. Mirándolo fijamente realizaba, una y otra vez, los signos "hola, soy Booee, hola soy Booee". Booee era uno de los pequeños chimpancés a los que enseñó algunos signos cuando el trabajaba en el Instituto de Oklahoma y que el director del centro le arrebató para mandarlo a un laboratorio de experimentación. Después de catorce años, aún se acordaba de aquellos signos y de su amigo Roger, el que se los enseñó. Era la única esperanza de salir de aquel infierno. Aquella llamada de auxilio tuvo su recompensa: los miles de espectadores que fueron testigos inundaron de llamadas telefónicas y cartas a la televisión hasta conseguir la liberación de Booee y de ocho chimpancés más.

Hoy día, Booee y los demás chimpancés, está en un santuario de California. Allí les cuidan la hepatitis que les inocularon en el laboratorio.


Fuente: http://www.proyectogransimio.org/index2.php?idclase=1&idsubmenu=3

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