viernes, 22 de julio de 2011
La perrera se asfixia en la espera
Las obras en el refugio de Campañó ya fueron desestimadas por problemas con el terreno
Las protectoras de animales tienen que luchar contra un enemigo, cuanto menos, bicéfalo: a la izquierda, la irresponsabilidad de la gente que abandona a sus mascotas; a la derecha, una crisis económica que carcome los ya exiguos recursos con los que cuentan estas fundaciones de naturaleza deficitaria.
El idilio del refugio de animales de Campañó con el gobierno local pareció llegar a buen puerto hace dos veranos, cuando la entonces concejala de Medio Ambiente Natural, Celia Alonso, anunció el cambio de ubicación de unas instalaciones obsoletas que, además, no era recomendable ampliar debido al terreno arenoso y poco estable en el que se asentaban.
En junio del 2009, el concello aprobó una partida de 300.000 euros para iniciar la construcción de la nueva perrera, emplazada en Cerponzóns, que contaría con todos los servicios precisos y absorbería todos los fondos necesarios. Una escalera de condicionales que se descoyuntó en el pleno del pasado lunes.
La reasignación de los fondos destinados a la nueva edificación -que rozaban el millón de euros- se reparten ahora entre la reforma del viejo consistorio y la ampliación de la vieja perrera, tal y como se acordó en un pleno marcado por la tijera y el reciclaje. Pero un reciclaje muy caro y poco funcional, porque la obra de remodelación -a la que se destinarán trescientos mil euros- ya fue desestimada en su momento debido a problemas con el terreno. Además, las empresas no entienden ni de recortes presupuestarios, ni de reasignaciones; y las obras del nuevo refugio ya están adjudicadas e iniciadas, por lo que el concello tendrá que proceder al pago de los trabajos realizados, valorados en 60.000 euros.
La asociación Os Palleiros, que gestiona la instalaciones de Campañó, remitió un comunicado en el que expresan su «disgusto y malestar» por una decisión que «incumple el compromiso adoptado en su día por el Concello», pero esperarán a la próxima semana para manifestar una valoración consensuada por los miembros de la junta directiva.
La realidad en el refugio transcurre entre la escasez de medios y la continua llegada de animales, que superan con creces la capacidad de acogida del recinto. Los perros, apretujados en cubiles pequeños e insalubres, son las víctimas de un vacilante cuento del que todavía no se ha escrito el último capítulo.
Ayer, dos parejas se asomaban a las verjas raídas y oxidadas que rodean el ruinoso edificio. «Necesitan salir de aquí», sentenciaba Sara, una joven con dos perros recogidos de la calle que pretendía tramitar una adopción. Si la crisis es omnipresente, ¿por qué se siguen comprando perros si se pueden recoger en estas fundaciones?
El Concello tendrá que pagar 60.000 euros por las obras de un proyecto paralizado
El refugio de Campañó se queda pequeño para los numerosos perros abandonados
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/pontevedra/2011/07/22/0003_201107P22C3991.htm
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